martes, 31 de enero de 2012

Terapias respiratorias, una forma de aliviar la congestión.
La inflamación de los bronquios, el cúmulo de sustancias y la tos son razones que con frecuencia ameritan una terapia respiratoria. Esta favorece la higiene bronquial, pues ayuda al pequeño a manejar las secreciones. “Su realización depende de la evolución del niño”. Suele prescribirse en los menores de 3 años, pues ellos no tienen tos efectiva y no son capaces de expectorar secreciones. El manejo terapéutico se determina de acuerdo con el examen pulmonar, la valoración del color de piel, la oxigenación de la sangre, los parámetros de dificultad respiratoria (hundimiento de costillas o aleteo nasal), la fiebre y el ritmo de la respiración. Cuando la tos no es efectiva, las secreciones que se van acumulando se pueden sobreinfectar y convertirse en neumonía. El menor de 6 meses, por ejemplo, no se moviliza y permanece en la misma postura (acostado o sentado), lo cual hace que la secreción se quede en un mismo sitio y haya mayor riesgo de infección. Si existe broncoespasmo, es decir, los bronquios se inflaman y se cierran, no se recomienda percutir, es decir, dar golpes leves en la zona. La succión no debe efectuarse cuando el paciente tiene inflamación de la vía aérea superior, por el riesgo de una mayor irritación en el área afectada. En estados agudos, se inicia un ciclo de tres micronebulizaciones cada 20 minutos, luego cada hora, posteriormente cada tres y, según la evolución del infante, se intercalan terapias completas cada seis horas que duran entre tres y cinco días. Los inhaladores. Todas las personas lo pueden utilizar, hasta los recién nacidos. Lo importante es que lo usen con una buena técnica, esto evitará infecciones en la boca y que el medicamento se dirija a la vía digestiva.

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